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domingo, julio 31, 2005

Glosario

Por fuerza, este post se irá ensanchando a medida que yo vaya teniendo tiempo, y que vaya encontrando algún término poco conocido. De momento es sólo un comienzo.


Anacoluto

Consiste en abandonar la construcción sintáctica con la que se iniciaba una frase y pasar a otra porque en ese momento ha surgido una idea que se ha hecho dominante, con la consecuencia de una falta de coherencia gramatical. Fue un recurso muy utilizado en la literatura clásica por su expresividad y también es muy frecuente en el lenguaje coloquial: Yo, no tienes razón porque…, dice alguien en un coloquio al tomar la palabra y expresar su opinión. La frase sintácticamente correcta sería: Yo no estoy de acuerdo contigo porque…, pero con el anacoluto llama la atención al grupo sobre su persona y lo predispone a que le escuche. Un ejemplo de la literatura clásica puede ser esta estrofa de Jorge Manrique:

Aquel de buenos amigos
amado por virtuoso
de la gente,
el maestro don Rodrigo
Manrique, tan famoso
y tan valiente,
sus grandes hechos y claros
no cumple que los alabe.

En esta oración, Aquel de buenos amigos queda sin verbo, aunque la idea de que sus grandes hechos fueron realizados por don Rodrigo está clara y, entonces el poeta comenta que, dado que son tan conocidos, no tiene por qué alabarlos, con lo que los realza.


Anáfora

Figura de dicción que consiste en repetir una o varias palabras al principio de una frase, o de varias, para conseguir efectos sonoros o remarcar una idea. Sirvan como ejemplos de las dos posibilidades una canción de corro y un poema de Miguel Hernández.

Bate, bate,
chocolate,
con harina y con tomate.

Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío turbio.
Menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.


Anticlímax

Serie de ideas que abruptamente disminuye en dignidad e importancia al final de un periodo o pasaje, generalmente para lograr un efecto satírico. Como ilustración del anticlímax valga el siguiente fragmento de Enrique Jardiel Poncela hablando de sí mismo en Amor se escribe sin hache:

Gano mi dinero honradamente, con el trabajo de mi cerebro, lo cual es poco frecuente entre gente de pluma (literatos y avestruces).

Compárese con Clímax, más abajo.


Antítesis

Yuxtaposición de dos palabras, frases, cláusulas u oraciones de significado opuesto con el fin de enfatizar el contraste de ideas. Ejemplos de antítesis son los siguientes versos de Lope de Vega, en un poema que se refiere a la dificultad de consolar a un desdichado:

Fuego es el agua, el céfiro pesado,
sierpes las flores, arenal el prado.

En el caso de "música callada" de san Juan de la Cruz, la figura recibe el nombre de oxímoron, palabra que, derivada del griego oxys (agudo) y moron (romo), contiene en sí misma esta fusión de opuestos.


Antonomasia

Figura que consiste en utilizar un adjetivo para referirse a un nombre porque se parte de la idea de que le corresponde de manera inconfundible. Está muy relacionada con la metonimia y la sinécdoque (véase más adelante). Así, por ejemplo, Simón Bolívar es El Libertador, a Jesucristo se le llama el Salvador, a Aristóteles, el Estagirita, a Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, e incluso nombres genéricos pasan a convertirse en específicos, como la palabra nuez que es la nuez del nogal. Por antonomasia, muchos nombres que eran propios se han convertido en comunes con el significado y atributos del personaje originario, como donjuán, quijote, celestina.
A veces se utiliza equivocadamente la palabra antonomasia por la expresión por excelencia. Esto no es correcto ya que esta última lo que hace es atribuir una cualidad en grado sumo a alguien, pero no excluyente, por ejemplo, Jorge Negrete es el cantante mexicano por excelencia, pero no se puede decir por antonomasia, ya que no se establece la relación directa Cantante méxicano = Jorge Negrete, como si se establece entre Simón Bolívar = Libertador.


Asíndeton

Consiste en eliminar cópulas sintácticas, generalmente conjunciones, entre términos que deberían ir unidos. Se usa mucho en el lenguaje literario y coloquial y produce un efecto de rapidez. Un ejemplo de asíndeton muy conocido es la frase de Julio César: Veni, vidi, vici (Vine, vi, vencí).


Apóstrofe

Figura por la cual el hablante interrumpe el discurso para dirigirse a una persona ausente o muerta, a un objeto inanimado, a una idea abstracta, a quienes lo escuchan o leen o a sí mismo. Es frecuente, por tanto, en la plegaria, en los soliloquios o monólogos, en las invocaciones, como en el siguiente ejemplo de Gustavo Adolfo Bécquer:

Olas gigantes que os rompéis bramando
En las playas desiertas y remotas,
Envuelto entre la sábana de espumas,
Llevadme con vosotras.


Calambur

Diccionario de la RAE:

Del fr. calembour.
1. m. Ret. Agrupación de las sílabas de una o más palabras de tal manera que se altera totalmente el significado de estas. Por ejemplo: plátano es/plata no es.

Encarta 99

Se produce cuando las sílabas de una o más palabras agrupadas de otra manera dan un significado diferente y hasta contradictorio. Además de su uso literario también se utiliza mucho en retahílas, adivinanzas y juegos de palabras, propios del lenguaje oral, como Y lo es, y lo es, quien no lo adivine tonto es (Hilo es, hilo es…); Lana sube, lana baja (la navaja). Un ejemplo literario muy conocido sería la frase mordaz que utilizó Francisco de Quevedo para referirse a Lope de Vega: A este Lopico (A éste, lo pico).


Clímax

Disposición de palabras, cláusulas o periodos según su orden de importancia o según un criterio de gradación ascendente. Es frecuente en las enumeraciones, como en esta estrofa de César Vallejo:

Y todavía,
aun ahora,
al cabo del cometa en que he ganado
mi bacilo feliz y doctoral,
he aquí que caliente, oyente, tierro, sol y luno,
incógnito atravieso el cementerio,
tomo a la izquierda, hiendo
la yerba con un par de endecasílabos,
años de tumba, litros de infinito,
tinta, pluma, ladrillos y perdones.

Compárese con Anticlímax, arriba.


Comparación o símil

Relación entre dos clases de ideas u objetos, la cual se establece mediante la conjunción comparativa "como":

tu cabello sombrío
como una larga y negra carcajada
(Ángel González),

o cual y fórmulas afines como tal, semejante, así, flexiones del verbo parecer, semejar o figurar; términos que indican parentesco o imitación:

el sueño es hermano de la muerte;
Negro el cabello, imitador undoso
de las obscuras aguas del Leteo
(Góngora);

Pura, encendida rosa,
émula de la llama que sale con el día
(Francisco de Rioja);

aposición:

esa ráfaga, el tango, esa diablura
(Jorge Luis Borges).

Compárese con Metáfora, más abajo.


Concepto

Metáfora (véase más abajo) elaborada, a menudo extravagante, que establece una analogía entre cosas totalmente disímiles. El uso de conceptos es especialmente característico de la poesía metafísica inglesa del siglo XVII y ha dado nombre al conceptismo español (véase Barroco: Culteranismo y conceptismo), representado especialmente por Francisco de Quevedo y por Baltasar Gracián. La imagen de la plaga le sirve a Quevedo para hacer una analogía entre langostas y letrados:

y todos se gradúan de doctores, bachilleres, licenciados y maestros, más por los mentecatos con quien tratan, que por las universidades; y valiera más a España langosta perpetua que licenciados al quitar.


Eufemismo

Encarta 99

Sustitución de un término o frase que tiene connotaciones desagradables o indecorosas por otros más delicados o inofensivos. Puede rozar a veces el lenguaje pretencioso o lisa y llanamente cursi, tendencia que el mismo Quevedo ridiculiza en La culta latiniparla (llamar "calendas purpúreas" a la menstruación); tiene también connotaciones irónicas, como cuando designa ese lugar "donde la espalda pierde su honesto nombre"; sirve, en muchos casos, como refuerzo de la doble moral y atenuación de los prejuicios: una mujer de color (negra); la tercera edad (la vejez). Una fórmula heredada de la edad media para designar la homosexualidad, el pecado nefando (el pecado que no debe mencionarse), se convirtió en el amor que no osa decir su nombre o el amor oscuro (García Lorca).

Diccionario de María Moliner

(Del griego «euphemismós», de «euphemós», adj. aplicado al que habla bien, comp. con «pheme», modo de hablar —v. «FA- [fe-]»—, y el prefijo «eu», bien.) Expresión con que se substituye otra demasiado violenta, grosera o malsonante.
(V.: «*atenuación. ÔHipocorístico».)
¤ Se incluye entre las *figuras retóricas.

Diccionario de la RAE

Del lat. euphemismus, y este del gr. eÜfhmismÕj.
1. m. Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.


Exclamación

Forma del lenguaje que expresa una emoción intensa como el temor, el dolor o la sorpresa. Se distingue por la entonación a la que normalmente acompañan, aunque no siempre, los signos exclamativos. De Vicente Aleixandre, que ha expresado el valor interjectivo del lenguaje poético, son estos versos:

¡Quién un beso pusiera en esa piedra,
piedra tranquila que espesor de siglos
es a una boca! ¡Besa, besa! ¡Absorbe!

A Alejandra Pizarnik pertenece el ejemplo siguiente, donde se han eliminado los signos pero su entonación es claramente exclamativa:

Oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo.


Hipérbaton

Alteración del orden lógico de los términos en una oración gramatical. Suele usarse más en la lengua escrita que en la oral. La ortografía normativa marca que cuando se produce un hipérbaton, se marque con comas, así por ejemplo: De mayor, quiere ser artista, con el fin de que quede clara la alteración que se ha producido en la frase. A veces, tiene valor literario pero en otras ocasiones su uso es incorrecto, como en Una solución quiero, ya que el complemento directo una solución aparece en el lugar del sujeto con un verbo en primera persona; ni siquiera con la coma, Una solución, quiero, la frase sería correcta en español. También se considera una figura de dicción, pues se utiliza mucho en el lenguaje literario, especialmente en la poesía y, sobre todo, por aquellos poetas con una gran preocupación por la forma, llegando a veces a situaciones audaces, como en este verso de Garcilaso de la Vega: de verdes sauces hay una espesura, impensable en otras situaciones -de fresa hay helados-, pero aquí lo que busca el poeta es ritmo, musicalidad y adelantar la imagen visual verdes sauces que en realidad son los que forman la espesura.


Hipérbole

Figura que consiste en exagerar los rasgos de una persona o cosa, ya por exceso (Érase un hombre a una nariz pegado, Francisco de Quevedo), ya por defecto (¿Qué me importaban sus labios por entregas…?, O. Girondo), y que lleva implícita una comparación o una metáfora. Compárese con Litotes, más abajo.
Interrogación retórica
La que no se realiza para obtener información sino para afirmar con mayor énfasis la respuesta contenida en la pregunta misma o, en otros casos, la ausencia o imposibilidad de respuesta. Muy frecuente en la poesía de Juan Gelman, como lo demuestran estos versos de Cartas:

¿hay caballos para derrotar al enemigo? el que vivió 5 días ¿no es un caballo para derrotar al enemigo? ¿no está
galopando o corriendo ahora entre tus brazos y mis brazos, amada?


Ironía

Figura de dicción en la que las palabras suelen trasmitir un significado contrario a su sentido literal, entre el humor seco y el ligero sarcasmo, o, más sencillamente, figura mediante la cual se dice lo que no se dice. Abundan los ejemplos coloquiales: decir ¡qué bonito! para enfatizar una mala acción o un error. El escritor cubano Virgilio Piñera recurre a la ironía, en su cuento La carne, donde los personajes, ante la escasez de carne, deciden alimentarse cortando filetes de su propio cuerpo.


Litotes

Figura también llamada atenuación, consiste en decir menos para decir más. El procedimiento de la disminución es complementario del aumento propio de la hipérbole (véase más arriba). Es muy frecuente en la litotes el recurso de la negación: no fue poco lo que hablaron o, como en el siguiente ejemplo de Cervantes:

Vio (D. Quijote) no lejos del camino una venta que fue como si viera una estrella que no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba.

A veces la entonación marca el énfasis de la litotes; después de una enumeración de esfuerzos y actividades realizadas, el emisor pregunta: ¿Te parece poco?


Metáfora

Uso de una palabra o frase que denota una idea u objeto en lugar de otra con el fin de sugerir un vínculo entre ambas. Elimina todos los nexos y fórmulas de la comparación (véase arriba). Por ejemplo: de sus hebras el tesoro (José Antonio Porcel), por los cabellos rubios. También puede explicarse la metáfora como una doble sinécdoque (véase abajo): si se descompone la noción esfera en sus partes, es decir, todos los objetos que la representan (luna, canica, botón, mesa camilla y otros) y se elige uno de éstos, es posible llegar a luna donde comemos las migajas (donde luna y mesa son dobles de esfera).


Metátesis

Es una figura de dicción en la preceptiva tradicional y se produce cuando un sonido cambia de lugar en una palabra; también es un fenómeno frecuente en el habla vulgar, como Grabiel por 'Gabriel' o satifación por 'satisfacción'. Esta transposición era muy frecuente en latín vulgar y a ella se deben muchas voces del léxico español, así la palabra latina perículu(m) en latín vulgar era periglo que dio la castellana peligro; el mismo fenómeno se produjo en spatula(m) > espadla > espalda.
Como figura de dicción literaria es propia de los recursos estilísticos que buscan la sonoridad, como se observa en los versos de un romance del Cancionero musical de Palacio en los que se combina trayáis/traigáis y compañía/compaña:

Venid a la luz del día,
no me trayáis compañía.
Venid a la luz del alba,
non traigáis gran compaña.


Metonimia

Uso de una palabra o frase por otra con la que tiene una relación de contigüidad, como el efecto por la causa (la dolorosa, por la cuenta que hay que pagar), lo concreto por lo abstracto (unos nacen con estrella…), el instrumento por la persona que lo utiliza (una de las mejores plumas del país por escritor) y otras construcciones similares. Borges cita dos ejemplos de Lugones: "áridos camellos" y "lámparas estudiosas", y uno de Virgilio: "Ibant obscuri sola sub nocte per umbras" (Iban oscuros bajo la noche sola entre las sombras). En todos ellos puede hablarse de desplazamientos metonímicos.


Onomatopeya

Imitación con palabras de sonidos naturales: frufrú, tictac, tintineo. La armonía imitativa es una figura próxima a la onomatopeya y a la aliteración (véase Versificación) y por ella pueden reproducirse ciertos efectos auditivos y hasta emotivos por la repetición de determinados fonemas. Un buen ejemplo de armonía imitativa y onomatopeya es el poema representable de Rafael Alberti Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca.


Oxímoron

Encarta 99

Figura de dicción que consiste en unir dos palabras contradictorias con el fin de conseguir un efecto inesperado o de aumentar la idea linealmente expresada. Por ejemplo, el título de una obra del comediógrafo italiano Dario Fo, Sanos de atar, une la idea de cuerdo ('sano') con la de loco (se dice, 'loco de atar') así pues, esos sanos no están tan cuerdos. La frase Este trabajo no está nada mal, significa que está muy bien, por lo tanto, se realza el trabajo. Otras veces se usa un oxímoron cuando no se quiere expresar claramente una idea por respeto, educación, adulación. La etimología de este término es un oxímoron ya que procede del griego oxys, 'agudo', 'sutil', 'brillante' y móros, 'destino', 'desgracia', 'muerte'.

Wikipedia, la enciclopedia libre.

El término Oxímoron es un helenismo. Se trata de una palabra compuesta, que une los lexemas oxus (afilado, punzante) y morôs (fofo, sin punta). Rara vez se utiliza en plural. En caso de necesidad, puede recurrirse a la forma griega (oxímora) o a otras que se adaptan a las pautas morfológicas del castellano (oximorons, oximorones o simplemente oxímoros, como hipérbatos).

El oxímoron es una figura literaria que armoniza dos conceptos opuestos en una sola expresión. Dado que el sentido literal de un oxímoron (p. ej. un instante eterno) es absurdo, se fuerza al lector a buscar un sentido metafórico (en este caso: un instante que, por la intensidad de lo vivido durante el mismo, hace perder el sentido del tiempo).

El recurso a esta figura retórica es muy frecuente en la poesía mística y en la poesía amorosa, por considerarse que la experiencia de Dios o del amor trasciende todas las antinomias mundanas.

Ejemplos:

oscuridad encendida
"lo fugitivo permanece y dura" F. de Quevedo
"mis libros estan llenos de vacíos" A. Monterroso
"es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente..." F. de Quevedo
"los gnósticos hablaron de una luz oscura" J.L. Borges
"Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada; había en su andar una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis" El aleph, Jorge Luis Borges
En ocasiones, se declara que determinada expresión es un oxímoron para emitir así un juicio despectivo sobre alguno de los términos implicados (por ejemplo, "inteligencia militar").


Paradoja

Enunciado que resulta absurdo para el sentido común o para las ideas preconcebidas. Ejemplos:

vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos
(Quevedo);

murió mi eternidad y estoy velándola
(César Vallejo).


Paragoge

Se considera figura de dicción, licencia métrica o expresión coloquial y consiste en añadir un sonido al final de una palabra, así huéspede, por 'huésped'. En los siguientes versos de un romance medieval, la e añadida al final de los versos consigue que éstos tengan ocho sílabas y mantener la rima:

De las dos hermanas, dose,
¡válame la gala de la menore!

En español, la paragoge ha sido muy utilizada para la incorporación de vocablos extranjeros que acababan en una consonante extraña en esa posición, así de club, 'clube', de telephon, 'teléfono', de diskett, 'disquete'; pero, a veces, se producen incorrecciones tratando de seguir esta tendencia de la lengua española y está considerado vulgar decir fraque, por 'frac'.


Paranomasía

Combinación de palabras que tienen una fonética parecida pero un significado distinto; por ejemplo, este verso de Francisco de Quevedo: 'Con dados' ganan 'condados'. Es un recuso muy utilizado en adivinanzas, retahílas, cuentos tradicionales y chistes: 'Poco a poco' hila la vieja el 'copo'.


Personificación

Representación de objetos inanimados o ideas abstractas como seres vivientes. Es frecuente en la fábula. Hay personificación en:

La memoria
tocará las palabras que te oí
(Andrés Sánchez Robayna);

Como una mariposa
la viola apenas viola
el reposo del aire
(Ángel González).


Pleonasmo

Recurso que consiste en utilizar palabras innecesarias, es decir, que no añaden información a la frase, con el fin de enfatizar o realzar una idea, como: lo vi con mis propios ojos, aunque a veces es una incorrección lingüística: subir arriba, comer una comida muy buena, ya que siempre se sube arriba y se come comida.
Es un recurso muy utilizado en literatura, como De los sus ojos tan fuertemiente llorando, primer verso del Cantar de mío Cid, el pleonasmo consiste en que siempre se llora por los ojos, pero aquí se quiere humanizar y enfatizar el llanto del Cid al abandonar su casa camino del destierro.


Polisíndeton

Repetición innecesaria de conjunciones con el fin de dar más expresividad a la frase. Se usa mucho en los cuentos tradicionales e infantiles: Cuando Alí Babá entró en la cueva quedó maravillado ante tantas riquezas: había monedas de oro y brillantes y ricas sedas y perlas y zafiros…; el efecto que se consigue con este recurso es sorprender, pues como el uso normativo de la conjunción es cerrar una relación, el lector u oyente cada vez que aparece la conjunción cree que la relación ha terminado, sin embargo, no es así y, por lo tanto, crece su expectación. No tiene porqué ser siempre una conjunción copulativa, como se ve en estos versos de Fuenteovejuna de Lope de Vega, puestos en boca de Laurencia: Dadme unas armas a mí, pues sois piedras, pues sois bronces, pues sois jaspes, pues sois tigres…


Quiasmo

Figura de dicción que consiste en presentar de manera cruzada dos ideas paralelas e invertidas. Siempre son cuatro elementos que se corresponden como los puntos extremos de un aspa: Cuando tenía hambre, no tenía comida y ahora que tengo comida, no tengo hambre.
A veces, el quiasmo contrapone ideas contradictorias que conducen al mismo fin, como en esta redondilla (véase Versificación) de Francisco de Quevedo:

Ojos [se refiere a los de una dama], yo no sé qué espero,
viendo cómo me tratáis,
pues si me veis, me matáis;
y si yo os miro, me muero.


Retruécano

Diccionario de María Moliner:

(Quizá de la familia del it. «rintrònico», cierta composición poética y luego réplica destemplada, el oc. «retroencha» y el fr. «retrouenge», también composición poética; todos ellos de or. incierto; con influencia en español de «trocar» y «retrucar», y, quizá, de «retrónica»; véase «rétor».)
Õ *Figura retórica que consiste en poner a continuación de una frase otra en que están los términos *invertidos, formando un sentido completamente distinto, como «Ni son todos los que están, ni están todos los que son».
(T., «conmutación».)
Ö *Chiste conseguido manejando palabras parónimas (de forma parecida y distinto significado).

Diccionario de la RAE:


1. m. Inversión de los términos de una proposición o cláusula en otra subsiguiente para que el sentido de esta última forme contraste o antítesis con el de la anterior.
2. También suele tomarse por otros juegos de palabras.
3. Ret. Figura que consiste en aquella inversión de términos.

Diccionario Vox

(et. dud.; quizá del it.; ant. rintrònico; con influjo de los cast. trocar + retrucar)
m. Inversión de los términos de una proposición o cláusula en otra subsiguiente para que el sentido de esta última forme contraste o antítesis con el de la anterior.
2 Juego de palabras.
3 ret. Figura que consiste en aquella inversión de términos: ni dice lo que siente, ni siente lo que dice.
SIN. Conmutación.


Sinécdoque

Figura que se rige por la relación de inclusión; en el caso de la metonimia (véase más arriba) la relación es de contigüidad: el todo por la parte, la parte por el todo, la especie por el género y viceversa, el singular por el plural. Puede estudiarse, como todas las demás figuras, en otras artes y no sólo en la literatura: la mano que aprieta el gatillo (es una parte del todo, persona), los pies suspendidos del ahorcado.


Sinestesia

Unión de dos imágenes que pertenecen a diferentes mundos sensoriales, como animoso viento, 'animoso' es un adjetivo que se usa para referirse a seres animados e indica que tiene ánimo y valor, y viento es un fenómeno de la naturaleza; el viento se siente físicamente y lo animoso, anímicamente; verde chillón, 'lo verde' se percibe por la vista, 'lo chillón' por el oído.


Zeugma

Construcción sintáctica que consiste en utilizar una sola vez una palabra, aunque ésta se refiera a otras más del periodo. Un ejemplo de zeugma es el retrato que Miguel de Cervantes hace de Alonso Quijada en el primer capítulo de Don Quijote de la Mancha:

Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.

En esta frase era no sólo se refiere a la complexión, sino a todas las otras características físicas que está describiendo.

Retórica

(Definición de la Enciclopedia Encarta 99)

Retórica, en su sentido más amplio, teoría y práctica de la elocuencia, sea hablada o escrita. La retórica hablada es la oratoria. La retórica define las reglas que rigen toda composición o discurso en prosa que se propone influir en la opinión o en los sentimientos de la gente y, en tal sentido, es una forma de la propaganda. Se ocupa, pues, de todos los asuntos relacionados con la belleza o vigor del estilo (véase Figuras de dicción). En un sentido más estricto, la retórica se ocupa de los principios fundamentales que tienen que ver con la composición del discurso oratorio: invención, disposición, elocución, memoria y acción.
Retórica clásica
El poder de elocuencia que demuestran Néstor, Odiseo y Aquiles en la Iliada llevó a muchos griegos a considerar a Homero como el padre de la oratoria. El establecimiento de las instituciones democráticas en Atenas en el 510 a.C. volvió esencial para todos los ciudadanos el desarrollo de la habilidad oratoria; así fue como surgió un grupo de maestros, conocidos como sofistas, que se propusieron hacer que los hombres hablasen mejor según las reglas del arte. Protágoras, el primero de los sofistas, realizó un estudio de la lengua y enseñó a sus alumnos cómo hacer que la causa más débil se tornase más fuerte. Se dice que el verdadero fundador de la retórica como ciencia fue Corax de Siracusa, quien la definió como "artífice de la persuasión" y escribió el primer manual sobre este arte. Otros maestros fueron Tisias, alumno de Corax, también de Siracusa; Gorgias de Leontium, que fue a Atenas en el 427 a.C.; y Trasímaco de Calcedón, quien también enseñó en Atenas. Antifón, el primero de los llamados Diez Oradores Áticos, fue el primero en combinar la teoría y la práctica de la retórica. Con Isócrates, el gran maestro de la oratoria en el siglo IV a.C., el arte de la retórica llegó a ser un estudio cultural, una filosofía con un propósito práctico.
Platón satirizó el tratamiento más técnico de la retórica, con su énfasis en la persuasión más que en la verdad, en el diálogo Gorgias, y en Fedro discutió los principios que conformaban la esencia del arte retórico. Aristóteles, en su Retórica, definió la función de la retórica basándola, más que en la persuasión, en el descubrimiento de "todos los medios disponibles de persuasión". Recalcó, por tanto, la importancia de la victoria dialéctica mediante un razonamiento persuasivo y ordenado de la verdad, más que en dominar a los oyentes apelando a sus emociones. Consideraba a la retórica como arte hermana de la lógica. En Roma, al principio, fueron griegos los encargados de enseñar retórica formal, y los grandes maestros de la retórica teórica y práctica, Cicerón y Quintiliano, estuvieron influidos por los modelos griegos. Cicerón escribió varios tratados sobre la teoría y la práctica de la retórica, pero el más importante fue De inventione; el famoso De Institutione oratoria de Quintiliano todavía es válido por el amplio tratamiento que hace de los principios de la retórica y la naturaleza de la elocuencia ideal. Las disertaciones escolares del temprano imperio se encuentran en las suasoriae (disertaciones persuasivas) y en las controversias del retórico Séneca el Viejo, padre del filósofo, ambos nacidos en Córdoba (España). Las primeras corresponden al género deliberativo y estaban destinadas a los niños. Las segundas, pertenecientes al género judicial, eran practicadas por los estudiantes mayores. Durante los cuatro primeros siglos del Imperio romano, la retórica la enseñaban los maestros llamados sofistas, término que equivalía entonces a un título académico.
Retórica medieval y renacentista
La Retórica constituyó, junto con la Gramática y la Dialéctica, el Trivium, es decir, las tres disciplinas preliminares de las siete artes liberales que se impartían en las universidades. Las principales autoridades medievales en retórica fueron tres estudiosos romanos de los siglos V, VI y VII: Marciano Capella, autor de las Bodas de Mercurio y Filología, tratado alegórico sobre las siete artes liberales (además del Trivium, el Quadrivium: Aritmética, Astronomía, Geometría y Música); Flavio Casiodoro, historiador y fundador de monasterios, célebre por sus Institutiones diuinarum et saecularium litterarum, cuyo segundo libro contiene una relación de las siete artes liberales; e Isidoro de Sevilla, arzobispo español autor de las Etimologías, una obra enciclopédica que reúne la erudición del mundo antiguo.
Durante el renacimiento, el estudio de la Retórica continuó basándose en las obras de escritores como Cicerón, Quintiliano y Aristóteles, cuya Poética se difundió, desde finales del siglo XV hasta el XVII, gracias a traducciones italianas. Los manuales de Retórica, casi todos en latín, se convirtieron sobre todo en guías para escribir bien, para saber hacer versos. Este proceso lo desarrollarían los jesuitas, dando mayor relieve a la noción de orden, expresada en la identidad entre disciplina escolar, disciplina del pensamiento y disciplina de lenguaje. Destacan los manuales de los padres Núñez, Susius y Suárez. El primero, en su Institución, incluye ejercicios, las tres partes fundamentales de la retórica (invención, ordenamiento y estilo) y una parte moral (la sabiduría). En 1541, el fraile jerónimo Miguel de Salinas publicó en Alcalá de Henares una Retórica en lengua castellana "para que con ella, no sabiendo latín, pudiese entender algo de lo que los retóricos latinos y griegos ponen acerca de la ciencia del bien hablar y escribir y aprovecharse de ello". De 1604, en Toledo, es la primera edición de Eloquencia española en arte de Bartolomé Jiménez Patón. La importancia de la construcción retórica se revela, a través de aspectos parciales, en textos como el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega y en los comentarios dispersos que, sobre el uso del lenguaje y la composición del texto, aparecen en Cervantes.
Retórica moderna
A pesar de su decadencia a partir de finales del siglo XVIII, la retórica siguió brindando recursos para su ejercicio en el terreno de la oratoria política y del debate de ideas. Desde una perspectiva más libre de manuales, autores como Victor Hugo (a pesar de su grito de "muerte a la retórica"), Baudelaire, Valéry, van ofreciendo las normas modernas de una nueva retórica. Que la retórica haya sido reducida al ámbito del manual y del texto escolar, no quiere decir que en ellos resida su significado original. Gracias a Arnold Schering (1877-1941), es posible afirmar que el sistema didáctico musical era adaptación del retórico: hay también en la música un "arte de hallar" (la inventio), como lo demuestran las Invenciones de Bach. En el ámbito literario ha habido intentos de sustitución del término y de su propia estructura: de la poética a la estilística, de las artes poéticas a los manifiestos de las vanguardias. Está claro que la nueva retórica, a partir de investigadores como Roland Barthes, Roman Jakobson (retórica y lingüística), Tzvetan Todorov, los formalistas rusos, el new criticism angloamericano, Lacan y el psicoanálisis, el grupo de Agustín García Calvo, entre otros, es una prolongación enriquecida de la antigua porque, glosando a Ernst Robert Curtius, ¿cómo subsistir sin una exposición de la retórica que se renueve constantemente y que siga de cerca las producciones artísticas modernas?